Los positivos datos de la EPA correspondientes al segundo trimestre del año ponen de relieve la voluntad y el compromiso de las empresas para impulsar la normalización de la actividad económica y del empleo, a pesar que desde CEOE Castilla y León se aprecia un escenario de desaceleración, que previsiblemente se hará más patente tras el verano, toda vez que persisten las tensiones geopolíticas, así como el impacto de la política monetaria restrictiva y la elevada inflación, en el consumo y la inversión de familias y empresas.

Según las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de desempleados en Castilla y León descendió un 11,95% en el segundo trimestre del año, 13.600 personas menos, en relación al mismo trimestre de 2022, situándose el número total de parados en 100.700, y fijando la tasa de paro en el 9,06%, frente al 11,60% nacional. En comparación con el trimestre anterior, el paro descendió en 13.100 personas, un 11,52%.

De igual forma, y por lo que hace referencia a la población ocupada, la misma se situó en un total de 1.010.400 personas en Castilla y León en el segundo trimestre del año. Con relación al trimestre anterior supuso un incremento de 17.400 personas (1,75%) y un aumento de 3.000, un 0,30% respecto al trimestre del año anterior. 

En este contexto, CEOE Castilla y León reitera la necesidad de garantizar la estabilidad institucional y la seguridad jurídica necesarias para generar un clima de confianza capaz de estimular la inversión y con ello el avance en la senda del crecimiento y la creación de empleo.

En opinión de la Confederación, habrá que seguir la evolución del empleo en los próximos meses y mantenerlo como prioridad, pues la inflación y la incertidumbre pueden contraer la contratación, razón por la cual es imprescindible evitar efectos inflacionistas de segunda ronda, y trabajar, en el marco del Diálogo Social, en nuevas medidas de acompañamiento a las empresas y a las personas trabajadoras.